Hermanos y hermanas, bienvenidos a la Eucaristía en este tercer domingo de Adviento. La liturgia de este fin de semana es una invitación a alegrarnos en el Señor. Él viene y se hace presente en medio de la comunidad. Nosotros renovamos nuestro espíritu y nuestro corazón, aceptamos y vivimos nuestro bautismo, oramos con fe y celebramos su presencia sacramental en medio de nosotros.
En la 1ª lectura grita de alegría, hija de Sión, porque Dios está en medio de ti. El Dios con nosotros nos protege y es fuente de fe y valor en este adviento para los que saben reconocer su venida. Ciertamente, Dios ya está en medio de nosotros, por eso podemos comenzar a gritar nuestra alegría.
Pablo exhorta en la segunda lectura a los Filipenses a dejar a un lado sus preocupaciones sobre el retorno del Señor. Esos cuidados e interrogantes y todas las necesidades hay que ponerlas en manos del Señor. A nosotros nos toca trabajar, orar, prepararnos y estar alegres porque el Señor vino, viene y vendrá.
Y por último en el evangelio Juan nos exhorta un domingo más a preparar los corazones para recibir al Señor. Juan nos invita a la conversión, al arrepentimiento y a compartir. Juan pide a sus oyentes justicia y compasión. Otro vendrá que exigirá la perfección, vivida con la ayuda de Dios.
Estas son las lecturas de este domingo y el vídeo del evangelio.